Las respuestas y las preguntas se mezclan entre sí. Todo tiene principio y fin pero tampoco hay comienzo y llegada. Es la hora de la comunidad y la solidaridad. Respondiendo y preguntando a todas estas incertidumbres en la acción cotidiana. 

Unir fuerza desde lo colectivo y los colaborativo. Y aunque somos conscientes de que son tiempo difíciles, pero también asumiendo que lo eran antes. Es ahora cuando se nos presenta una oportunidad única para transformar los paradigmas, las matrices del viejo mundo y en definitiva re construir todo. 

Tal vez es la hora de unir fuerzas, de hacer de lo comunitario una experiencia y una forma de vida sustentable. Con respeto y sabiduría hacia nuestra diver­sidad y nuestra querida madre tierra.

No perdamos esta oportunidad.

Así están las cosas, la cocina esta dada vuelta y la mise en place desapareció por un momento indefinido. Teníamos la intuición que este día llegaría. 

A muchos, tal vez les gustaba pensar en el salva­vidas de la ingenuidad, de la incre­dulidad mani­fiesta, sepul­tando la conciencia con las mentiras que se masticaban en la pantalla de la realidad. En la rutina del día a día de la contra­dictoria “normalidad”.

Estamos donde estamos por que todos somos culpables. Arrastrados por el tsunami invisible de un virus. De forma directa o indirecta. Todos aportamos con un granito de arena para darle de comer a esta bestia.

Pero antes de empezar a volver a las cocinas, a la industria, a otra rutina...a cocinar otra vez en el engranaje culinario. Podríamos pensar algunas preguntas y respuestas juntos. Estamos ante esta oport­unidad única e irrepetible como cada día de  hacer una nueva mise en place.

¿Cómo podríamos re reinventar la gastro­nomía desde lo local/global? 

¿Hacia dónde deberíamos ir como parte del sistema económico social y cultural de cada pueblo, individuo y comunidad?

¿Qué podemos aprender y desaprender de lo que esta pasando y de lo pasaba antes? 

¿Cómo activamos nuestra capacidad trans­­forma­dora? 

Las incógnitas y chances se nos presentan simul­tanea­mente.

Las respuestas y las preguntas se mezclan entre sí. Todo tiene principio y fin pero tampoco hay comienzo y llegada. Es la hora de la comunidad y la solidaridad. Respondiendo y preguntando a todas estas incertidumbres en la acción cotidiana. 

Unir fuerza desde lo colectivo y los colaborativo. Y aunque somos conscientes de que son tiempo difíciles, pero también asumiendo que lo eran antes. Es ahora cuando se nos presenta una oportunidad única para transformar los paradigmas, las matrices del viejo mundo y en definitiva re construir todo. 

Tal vez es la hora de unir fuerzas, de hacer de lo comunitario una experiencia y una forma de vida sustentable. Con respeto y sabiduría hacia nuestra diver­sidad y nuestra querida madre tierra.

No perdamos esta oportunidad.