Ya es viejo plantear el cómo se puede pasar hambre en un país tan rico a nivel productivo como Argentina. Ya es viejo porque el sistema capitalista mundial  nos ha demostrado de mil maneras el lugar que le tiene asignado a los países del sur global. La resistencia a este devenir siempre fue un pilar para los gobiernos populares que intentaron surgir en el cono sur. Los pocos que siguen en pie luchan por que sus pueblos se alimenten dignamente.

La situación política que se vive hoy en Argentina ya supera todos los límites. La determinación con la cual el gobierno de ultraderecha actual ejecuta los designios del sistema global ya parece superar incluso las expectativas de las grandes potencias. El nivel de entrega y cinismo es ya intolerable. La soberanía, incluida la alimentaría, corre mucho riesgo. No en términos abstractos o solo de gobernabilidad. Cuando la determinación ideológica de la casta somete a su pueblo al hambre ya se llegó a un límite, y el hambre es intolerable.