Cocina ancestral…emblema de orgullo y pertenencia.
11 de Diciembre de 2020 • Texto: José Medina Bastidas • Imágenes: Cocina Andina
Jesús Medina Bastidas
Antropólogo (Universidad Central de Venezuela). Director de Cocina Andina Inciativa. Nuestra propuesta se estructura fundamentalmente en tres instancias de trabajo que describiremos a continuación:
Una primera linea de trabajo que se relaciona con la construcción de venezolanidad en espacios multiculturales. En segunda instancia, abordamos las representaciones sociales desde la experiencia culinaria en tiempos de resignificación de lo venezolano. Como tercer aspecto característico, enfocamos lo venezolano emergiendo en contextos de revalorización enmarcado en el negocio cultural de lo culinario.
Nuestro trabajo se afina en promover la diversidad culinaria de Venezuela, lo que se traduce en llevar adelante una iniciativa cuyo acento se pone en volver la mirada esencial hacia nuestra cocina venezolana. Lo consideramos un trabajo necesario, muy delicado y que adolece de muchos vacíos desde la perspectiva antropológica de la alimentación; es por ello que lo realizamos orgullosamente desde la amorosa brigada que hemos denominado Cocina Andina.
Hay en la actualidad múltiples temas que requieren atención prioritaria por estar en el interés cotidiano, aunque nos dejemos distraer por otras realidades. El reiterado lugar común de que en Mérida se come mejor y más barato en detrimento de otras regiones de Venezuela, coloca en el centro del debate cuestiones bastante incómodas.
Sin embargo, el papel que la alimentación ocupa en la construcción de las distintas identidades locales, regionales o nacionales, continúa siendo uno de los aspectos menos estudiados de una manera analítica, tanto desde la perspectiva gastronómica como desde lo socio-histórico o del patrimonio alimentario.
Los trabajos han incorporado en la reflexión el concepto de cocina criolla, cocina mestiza o cocina nacional, términos que empezaron a sustituir la capacidad o la fuerza evocadora de la noción de cocina ancestral y cocina tradicional. Con ello la recopilación gastronómica desde la industria, personificó las estrategias y estilos alimentarios desde una idea de lo criollo como forma de modernidad, para abrir espacio a los grupos poblacionales de diversos orígenes que llegaron a partir de la mitad del siglo XX.
Por ello se propone un trabajo de investigación en las regiones del país centrado en las creencias, la preparación (cocina) y el consumo (comensalidad), orientado a profundizar en esas intersecciones que se forman para comprender el carácter de cada cocina en nuestras regiones. Para ello es necesario hacer énfasis en la acción de transformar un alimento crudo en cocido, para nuestro entender, un paso importante en la cocina andina.
la alimentación ocupa en la construcción de las distintas identidades locales, regionales o nacionales, continúa siendo uno de los aspectos menos estudiados de una manera analítica, tanto desde la perspectiva gastronómica como desde lo socio-histórico o del patrimonio alimentario.
Otro elemento para el análisis sería la fiesta o festividad como cuestión social y cómo se relaciona con la restauración a partir de la reciprocidad culinaria, ello es un rasgo diagnóstico para nuestra cultura y su persistencia se remonta a las actividades de trabajo y rituales comunitarios; sin olvidar que las preparaciones contribuyen a reafirmar identidades por generación y filiación étnica o regional.
Por otro lado tenemos las tensiones que ejerce la industria agroalimentaria al modelar y diseñar las dietas de las regiones, profundizando la descomposición en el consumo del campesino, la ruptura de las redes regionales de intercambio de producción y la imposibilidad de producir rubros nativos; dando lugar a la producción de alimentos orientada al autoconsumo y la tendencia a comprar a través de los canales de los productos agroindustriales de la dieta diaria, lo que coloca a la producción local las primeras limitaciones en las modalidades de consumo e imposibilita llevar adelante los recetarios regionales.
Por otra parte, algunos alimentos implantados desde la colonia, supusieron una “americanización” de estos rubros y han pasado a formar parte del sistema agrícola en las regiones, en especial la andina, ejemplo de ello son el trigo, la cebada, las zanahorias, entre otros. Esta adaptación establece un punto de partida para la cocina tradicional, pues se han adaptado e incorporado estos alimentos a la dieta en los fondos de algunas preparaciones, sin dejar de acotar que existe una incorporación de alimentos americanos al ambiente local en las formas de producir, por ejemplo en los rubros de origen selvático, orinoquense o amazonense, como la yuca y las palmas, entre otros.
En síntesis el valor de los alimentos ancestrales y tradicionales por regiones, tiene como fin último la satisfacción de los hábitos alimentarios que valoran las comunidades locales, la continuidad en las técnicas de elaboración ancestrales y por ende tradicionales en las regiones; así como cerrar las brechas del consumo de rubros nativos por nuestros familiares, aquello que hizo que perdieran su capacidad productiva y sus productos desaparecieran de nuestras mesas, dejando en el recuerdo las recetas y las técnicas propias. Hoy nos resuena contradictoriamente la frase “éramos come arepas y pobres” para referirse a alguien que no tiene más que comer, ya que actualmente una arepa pela´ sólo puede consumirse en espacios gourmet o exclusivos.
Cocina ancestral…emblema de orgullo y pertenencia.
11 de Diciembre de 2020 • Texto: José Medina Bastidas • Imágenes: Cocina Andina
Hay en la actualidad múltiples temas que requieren atención prioritaria por estar en el interés cotidiano, aunque nos dejemos distraer por otras realidades. El reiterado lugar común de que en Mérida se come mejor y más barato en detrimento de otras regiones de Venezuela, coloca en el centro del debate cuestiones bastante incómodas.
Sin embargo, el papel que la alimentación ocupa en la construcción de las distintas identidades locales, regionales o nacionales, continúa siendo uno de los aspectos menos estudiados de una manera analítica, tanto desde la perspectiva gastronómica como desde lo socio-histórico o del patrimonio alimentario.
Los trabajos han incorporado en la reflexión el concepto de cocina criolla, cocina mestiza o cocina nacional, términos que empezaron a sustituir la capacidad o la fuerza evocadora de la noción de cocina ancestral y cocina tradicional. Con ello la recopilación gastronómica desde la industria, personificó las estrategias y estilos alimentarios desde una idea de lo criollo como forma de modernidad, para abrir espacio a los grupos poblacionales de diversos orígenes que llegaron a partir de la mitad del siglo XX.
Por ello se propone un trabajo de investigación en las regiones del país centrado en las creencias, la preparación (cocina) y el consumo (comensalidad), orientado a profundizar en esas intersecciones que se forman para comprender el carácter de cada cocina en nuestras regiones. Para ello es necesario hacer énfasis en la acción de transformar un alimento crudo en cocido, para nuestro entender, un paso importante en la cocina andina.
la alimentación ocupa en la construcción de las distintas identidades locales, regionales o nacionales, continúa siendo uno de los aspectos menos estudiados de una manera analítica, tanto desde la perspectiva gastronómica como desde lo socio-histórico o del patrimonio alimentario.
Otro elemento para el análisis sería la fiesta o festividad como cuestión social y cómo se relaciona con la restauración a partir de la reciprocidad culinaria, ello es un rasgo diagnóstico para nuestra cultura y su persistencia se remonta a las actividades de trabajo y rituales comunitarios; sin olvidar que las preparaciones contribuyen a reafirmar identidades por generación y filiación étnica o regional.
Por otro lado tenemos las tensiones que ejerce la industria agroalimentaria al modelar y diseñar las dietas de las regiones, profundizando la descomposición en el consumo del campesino, la ruptura de las redes regionales de intercambio de producción y la imposibilidad de producir rubros nativos; dando lugar a la producción de alimentos orientada al autoconsumo y la tendencia a comprar a través de los canales de los productos agroindustriales de la dieta diaria, lo que coloca a la producción local las primeras limitaciones en las modalidades de consumo e imposibilita llevar adelante los recetarios regionales.
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Antropólogo (Universidad Central de Venezuela). Director de Cocina Andina Inciativa. Nuestra propuesta se estructura fundamentalmente en tres instancias de trabajo que describiremos a continuación:
Una primera linea de trabajo que se relaciona con la construcción de venezolanidad en espacios multiculturales. En segunda instancia, abordamos las representaciones sociales desde la experiencia culinaria en tiempos de resignificación de lo venezolano. Como tercer aspecto característico, enfocamos lo venezolano emergiendo en contextos de revalorización enmarcado en el negocio cultural de lo culinario.
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Fanzine Gastronómico y Plataforma Colaborativa: Intercambio de experiencias, conocimientos y miradas en torno a la alimentación.
Con el apoyo de:
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